DESDE DENTRO O DESDE FUERA

Tengo suerte de tener una terraza donde poder. En cierto modo no estoy tan encerrada. Pero es verdad que los primeros días eran un poco deprimentes y tristes pese que el cielo estaba gris, llovía, hacía frío y no se podía salir a la terraza. Durante esas semanas a veces me sentía cansada, aburrida, necesitaba relacionarme a todas horas con mis amigos y verlos, porque la idea de no poder volver abrazarlos en meses se me hacía muy pesada y he llegado a angustiarme en algunas ocasiones, pero me ponía música para tranquilizarme.

Aún así yo salía a la calle a pasear al perro, unos cinco, diez minutillos pero por ejemplo hay mucha gente que ha estado completamente encerrado y la verdad doy gracias a que podía salir al menos un poquitín.

  

Hace tan solo unos días que han permitido que niños, adolescentes, mayores, adultos y deportistas puedan pasear con distintos horarios y precauciones y reglas.

Salgo por las tardes, con mi madre y otros días con mi padre, a esas horas tampoco es que haya mucha gente. Vamos de mi  casa al Puente de Segovia, que es justo 1km o al otro lado, hasta pirámides.

Antes de esto ya me había adaptado algo más y empezaba a salir el sol y unas temperaturas muy agradables y ya se podía disfrutar de la terraza. Me siento bien, agusto, con ganas de ver y abrazar a mis amigos pero es lo que toca y ya se podrá hacer, mientras tanto hacemos videollamadas y al menos pasamos rato juntos. No es que tenga mucho tiempo libre, parece lo contrario pero en verdad estoy desde por la mañana estudiando y haciendo deberes hasta la hora de comer, luego continúo y paro una horita a las 16.30, depende si tengo mucho que hacer pues sigo o ya descanso. Pero también tengo clases virtuales de inglés extrascolar por la tarde, vaya que no me da la vida, pero aún así voy al día. En conclusión no lo llevo nada mal.